martes, 30 de noviembre de 2010

Día Mundial de la Lucha contra el SIDA.

En este blog nos unimos por un planeta libre de Sida.

domingo, 28 de noviembre de 2010

LO FÁCIL ES LO CORRECTO: PENSAMIENTO ORIENTAL

Lo fácil es lo correcto. ¡Cuán difícil ha de sernos la comprensión de ésta sentencia en nuestro mundo occidental! Y nos resulta difícil de entenderla porque hemos vivido condicionados por una cultura que cree lo contrario, una cultura que considera que lo fácil es lo incorrecto y que lo difícil es lo correcto.

Las religiones institucionales hacen difícil lo correcto. Han revestido las enseñanzas de sus fundadores, sus doctrinas con hipótesis, teorías, misterios, rituales complicados y cuando no, los ha fomentado, consciente e inconscientemente. Las enseñanzas de los grandes iniciados no se crearon, no existieron para formar nuevas religiones, sino para reformar el pensamiento y la cosmovisión de los hombres, hacer su modo de vida más simple, más sencillo, más puro. Regresar a los orígenes naturales del hombre. Lo sencillo siempre será lo más fácil. Lo fácil siempre será simple y natural.

Jesús tuvo una vida simple. Sus enseñanzas sí, eran revolucionarias para su tiempo, pero eran, son, unas enseñanzas sencillas. Revestirlas con el ropaje del misterio no sólo fue y es, algo inútil, sino ocioso e innecesario. Lo mismo podríamos decir de otros grandes “no-hacedores” como Mahoma, Moisés, Lao-Tsé, Buda y Zoroastro.

Consideramos que lo correcto es lo difícil, lo que es complicado de hacerse, todo aquello que involucre preparación, disciplina, contención. La vida no tiene por qué ser difícil: la Vida es. Procedemos de la Vida; luego entonces, no tenemos porqué tenerle miedo a la vida. Somos parte de ella.

Hacemos difícil la vida para que nos resulte atractiva. Y lo atractivo siempre será un reto para el ego. Sólo lo difícil es atractivo para el ego. Alimentamos al ego haciendo un trabajo difícil sólo porque nadie más lo puede hacer; lo alimentamos haciendo algo difícil, porque luego de hacerlo, lo presumimos. Lo llamamos éxito, honor, victoria, talento. En realidad, ¿qué hemos obtenido? Nada. Sólo hemos logrado cristalizar más nuestro ego. A nadie le importará que hayamos escalado el Everest, o cruzado el canal de La Mancha a nado, o creado una gran escultura. Sólo los hipócritas nos darán palmadas en la espalda felicitándonos por ese “logro”. Pero lo harán con envidia, porque no es su éxito. Recibir aplausos de los hipócritas no debe de importarnos: son como el zorro que se alegra que el conejo haya escapado de una trampa para hacerlo su presa. Quienes nos aman también se congratulan de nuestro éxito. Pero ellos nos aman: se alegrarían por nosotros aunque sólo escaláramos la mitad de la montaña.

Los hipócritas y quienes nos aman, sus aplausos no son válidos porque sólo enaltecen y alimentan a nuestro ego. Ambos nos alentarán y condicionarán a que hagamos lo difícil. Porque para ellos, lo difícil es lo correcto.

El ego no es lo correcto. El ego es lo peor que puede pasarnos, porque no permite que vislumbremos la Verdad y, por ende, no se expande nuestra Conciencia. Para lo sencillo, para lo simple, el ego no siente atracción alguna. Cuando nos movemos hacia lo sencillo, hacia lo fácil, el ego comienza a morir y cuando el ego desaparece, habremos llegado a la realidad, a lo correcto.

Lo sencillo, lo fácil, es lo correcto. Además, lo fácil es natural. Brota de nosotros sin obnubilaciones, sin ensombrecimientos; lo natural nunca impide nuestro crecimiento, nuestra evolución. Lo natural implica una ausencia de esfuerzo y una ausencia de egoísmo. Al no existir esfuerzo ni egoísmo estamos en el Camino correcto.

Chiang Tzu solía decir: “Empieza a ser correcto y te será fácil. Continúa con facilidad y estarás en lo correcto”. El decir siempre la verdad es lo correcto, pero nos han condicionado en nuestra cultura a que el decir la verdad, aunque correcto, es difícil. Es mejor irse por el camino fácil: decir mentiras es fácil. Decimos mentiras porque si decimos la verdad tememos que habrá represalias o rupturas. A veces, disfrazamos la verdad revistiéndola de enredados barroquismos. Por política (es decir, por ambición mundana), decimos mentiras y también escuchamos mentiras. Sabemos que lo son, pero entramos en el juego, sabedores de las reglas.

Occidente nos ha condicionado a la mentira, porque no es lo correcto, pero es lo fácil. Desde niños aprendemos a mentir. Cuando queremos salvar al niño de mentir, ya es muy tarde, pues ya está condicionado por su derredor. Le decimos: “no digas mentiras, mentir es malo” y lo amenazamos con el sistema castigo-recompensa, sin enseñarlo a amar la virtud por la virtud misma. El niño es perceptivo y se percata cuando el adulto dice o no la verdad, sin recibir castigo o premio alguno. Pero el niño también es comodito y tramposo, y sabe que el camino correcto es el camino fácil (es algo natural en él). Por ello, el niño aprende a mentir, porque para él, mentir es lo fácil.

Cuando comenzamos a vivir una vida que presenta dificultades, la misma vida nos está diciendo que ella es incorrecta. No podemos vivir otra vida, pero sí podemos modificar el rumbo. Debemos modificar nuestro propio Camino. El Camino original de la Masonería era fácil. Todo Aprendiz, Compañero y Maestro conocen sus alcances, sus responsabilidades, derechos y obligaciones. Todo masón conoce sus compromisos con la Masonería. Y lo fácil es hacerlo. Lo difícil, lo incorrecto, es cuando caemos en las trampas del Camino, en el oropel del ego, en todo aquello que corrompe el espíritu de la Masonería.

Las cosas más fáciles de la vida son naturales, mas también tienen que producir comodidad y relajamiento. Las cosas difíciles son incómodas, nos sumen en el estrés y la desesperación. Lo difícil es alimento para el ego y nos vuelve ciegos a lo maravilloso que nos ofrece la vida, impide que nuestro corazón se abra. El ego nos impide amar a plenitud, cantar, bailar, ser nosotros mismos como nosotros queremos y no como los demás quieren que seamos.

Lo fácil es lo correcto. Continúa con facilidad y estarás en lo correcto. Busquemos la comodidad y la relajación; busquemos la naturalidad de las cosas de la vida, siempre lo ordinario es lo más extraordinario, alejémonos de los condicionamientos sociales. Estos afirman que una vida extraordinaria no es tal si no va acompañada de la búsqueda del poder, del prestigio y la respetabilidad, de las riquezas, de la gloria y el honor. Pero nada de esto es divino. Lo fácil es lo divino. Lo natural es lo divino.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

7 PINCELADAS DE MI MENTE...

...unas reflexiones:

1.- Existen dos maneras erradas de asumir a la Masonería:
     a) Como emancipadora política y
     b) como enemiga de la religión.

Éstas dos visiones le han dado armas a sus detractores para combatirla.
Lo peor es que los Masones ejercen una enorme traición a la Orden al aceptarlas.
      (así nace la Intolerancia).


2.- Todo Masón debe Comprender y Amar.


3.- Por lo menos una vez en su vida, todo Masón debería...
     a) Visitar un museo de arte,
     b) asistir a un concierto de la música que más le agrade,
     c) defender una injusticia de la que sea testigo,
     d) salvar del maltrato a un ser vulnerable,
     e) viajar a otras tierras
     f) y llorar cuando nadie lo vea...


4.- El Masón no debería tener una visión tan parcial acerca de la Francmasonería para afirmar que es Liberal, ni tan elitista para creer que es exclusiva.


5.- El Masón jamás debe buscar el controlar a los demás.
     El control es una ilusión.
     El control es una trampa del ego.


6.- Cada masón del Universo ha sido bendecido por Dios con un don particular y único...
                ...y está obligado a compartirlo con la humanidad entera.


7.- Sí, existen otras vías que acortan o alargan el trayecto del Caminante masónico. Pero ninguna ofrece lo que la Masonería a sus adeptos:
                      -La experiencia del Viaje.

domingo, 21 de noviembre de 2010

LA LIBERTAD (En mi entendimiento personal)

El Hombre Occidental ha sacralizado la palabra “Libertad” sin siquiera comprender la totalidad del término. Se cree que la Libertad es un afán de emancipación entre los hombres en lo político, en lo económico y hasta en lo comunicacional. El hombre de hoy busca afanosamente la Libertad propia y la Libertad común. Tanto, que es capaz de asesinar a sus propios hermanos para conseguirla. Tal es el abuso que se ha hecho de ésta palabra que se ha caído en excesos absurdos que, lejos de sublimar a la Libertad, la han manchado de ambiciones, hipocresías e ignorancias.
Todos los hombres anhelan ser libres, pero ninguno sabe cómo. Hay quien toma las armas con el fin de defender abstracciones imaginarias como la Patria o a Dios. El Creador vomita a los asesinos con arcadas de asco, especialmente a los que matan en Su nombre.
Nadie quiere ser siervo de otra persona. A nadie le gusta verse sometido a los deseos y a los caprichos mundanos de los demás. En sí, el hombre se rehúsa a ser dominado por su igual.
En su mundo de ilusiones, el hombre se ha creado sus propios enemigos. El hombre común siempre ha necesitado de su propio némesis; su contraparte perversa. La ilusión se transforma en pesadilla bastante vívida para asumir la lucha que de personal se vuelve colectiva. Ya no es uno, sino cientos de hombres, sino miles de hombres quienes buscan su liberación. Se aferran entonces a una idea que no les pertenece, porque la idearon otros. Saltan a la lucha ajena y una vez que uno de los bandos aparece triunfante, estallan sus egos, vanagloriándose de una conquista sellada en sangre para regresar a su cotidianeidad asfixiante.
La guerra no engrandece a nadie, mucho menos aquella que se cimienta en el sagrado nombre de la Libertad. Poco importa la causa: toda guerra se sustenta en el odio. La Libertad no es un acto de odio, es una idea de amor.
La Libertad tampoco es una estatua muerta. Muchos hombres presumen y se ufanan de aquellos “Hacedores” que en el pasado se glorificaron en nombre de la Libertad y año tras año, en determinadas fechas, los recuerdan. Ni siquiera tienen una idea de la sangre que se derramó por causa de estos “Hacedores”. Nadie derrama lágrimas por los perdedores ni por los ganadores caídos en batalla.
El hombre común busca la Libertad de hacer, de decir y de pensar. Cree que la Libertad consiste en hacer lo que se quiera hacer, en buena o en mala medida, para bien o para mal. Poco le interesa la opinión de los demás si con su libertad satisface al dragón de su ego; si con su libertad alcanza sus deseos mundanos más anhelados; o sus vicios más profundamente arraigados.
Para el hombre común, la Libertad consiste en sacudirse del yugo de las presiones exteriores, como si se trataran de una molesta mosca. Para el hombre común la Libertad es desembarazarse de las circunstancias de su entorno, de las personas que estorban su Camino. Pocos llegan a darse cuenta que la mayor esclavitud es la propia mente. Pocos son los que se percatan de que el verdadero tirano que los agobia reside en ellos mismos, en el propio hombre. Y ese enemigo es el ego.
La verdadera Libertad no consiste en pensar lo que se quiera, decir lo que se quiera o hacer lo que se quiera. La verdadera Libertad no es tener poder, honores o gloria. La verdadera Libertad tampoco es renunciar al mundo, vagar como ermitaño o vivir como monje, aislado de todo y de todos. Esos son momentos de una libertad egoísta y mal entendida por los hombres. Éstas son libertades políticas, económicas o sociales, necesarias para el bien de la comunidad, pero irrelevantes para el Yo Interno.
Quien hace el Camino no debe de evadirse del mundo; no debe evitar a los demás. No obstante, el Caminante ha de procurarse a sí mismo, darse una mayor –aunque no mejor—importancia interior. Como organismo independiente y a la vez perteneciente a la comunidad, el Caminante no debe vivir ajeno a esto, pero ha de procurar la práctica de la Libertad Verdadera con perseverancia, con fe y con discernimiento, asido del brazo de la Verdad. Aprender a liberarse a sí mismo. Esa es la verdadera Libertad.
La Verdadera Libertad, aquella que proclama la Francmasonería y que malinterpretamos los masones, es la que consiste en desembarazarse del ego, de los deseos mundanos, de los falsos pensamientos, de todo aquello que disgusta, ata y nos esclaviza. La Verdadera Libertad es el destierro para siempre de los vicios que, cual fardos, cargamos e n la cotidianeidad del hombre ordinario.
Las pasiones y los deseos son quienes esclavizan al Hombre. Ambos se encuentran fincados en la mente. Y es la mente la causante de la falta de Libertad del hombre. La mente crea ilusiones, alimenta al ego y nutre de deseos banales y mundanos al hombre. La mente crea un mundo ilusorio alrededor del hombre y ordena al cuerpo. Por ello, el cuerpo obedece: se alimenta con vicios, con pasiones, con falacias. La mente esclaviza y coarta a la Libertad, impide la liberación interior.
Las demás libertades no nos son útiles en esto. La libertad política, la independencia económica, la emancipación sexual, la social no liberan al hombre de angustias, de depresiones, de temores, de dudas, de enfermedades. La verdadera liberación es liberarse a sí mismo. Hasta que el Hombre no consiga trascender las limitaciones de su mente, no se habrá emancipado. La Libertad seguirá, entonces, siendo una utopía: un ideal inalcanzable. El Hombre debe dominar lo interno de sí: someterlo y controlarlo.
La Libertad es hermana de la Justicia en tanto ambas son ideales inalcanzables para las sociedades. La Justicia humana no se consigue haciendo leyes, sino purificando al corazón. Por lo mismo, una sociedad nunca será libre en tanto sus individuos sigan esclavizados a sus ambiciones, a sus deseos y a sus pasiones mundanas. El gran masón José Martí, afirmaba: “Haga hombres quien quiera hacer pueblos”. Nadie puede dar Libertad Verdadera al hombre, salvo él mismo. Y si se pretende reformar a la sociedad, lo primero es reformarnos a nosotros mismos.
No es verdad que el hombre viva esclavizado en su propio cuerpo físico. Éste no es sino el vehículo por el que transitamos en ésta vida material. Por ende, hay que respetarlo, hay que cuidarlo, mas no volvernos víctimas de él ni dejar que nos domine. Ninguno de nuestros cuerpos debe dominarnos; ninguno debe esclavizarnos. La Libertad nace del sabio equilibrio que le otorgamos a cumplir o no los caprichos del cuerpo mental, del cuerpo astral y del cuerpo físico.
Quien sigue el Camino, sigue también en la ruta de la Libertad Verdadera. No la que marcan los demás, sino la que nos trazamos nosotros mismos. En tanto nos alejemos cada vez más de nuestras miserias, de nuestras ignorancias y de nuestros egoísmos, nos acercaremos cada vez más a la Libertad Verdadera.
Como Buscadores, hemos de escudriñar dentro de nosotros aquello que nos impide ser libres. Afuera, en el exterior, no hallaremos nada salvo lo accesorio, lo vano, lo fútil.
Y muy especialmente, nunca olvidarnos del Amor. La Libertad Verdadera consiste en hacer con Amor lo que se debe hacer y amar todos y cada uno los reinos de la Naturaleza.

NOTA: Las obras de arte que aquí se muestran son de la pintora iraní Beheshteh Zebni. De arriba a abajo: "Inner and outer life of my motherland women", "New bride", "Religion" y "Women in paradise 1".

martes, 16 de noviembre de 2010

LA VACUIDAD

La Vacuidad es el vacío. Es la ausencia de todo aquello que ensombrece a nuestra mente y nos impide el progreso de nosotros mismos. Vacuidad es un estado en el que nos vaciamos momentáneamente de nuestra mente.

El Sutra del Corazón dice que “la forma es vacuidad y la vacuidad forma; la forma no difiere de la vacuidad ni la vacuidad de la forma”. El vacío no es la Nada y en él cabe la forma.

Quedar en Vacuidad es quedar con carencia de deseos, con desapego a las cosas materiales. Al usar la preposición “con” me refiero asimismo a llenarnos de nuevo, ésta vez con cosas que valen la pena, con cosas que nutren la mente, con cosas útiles para nosotros mismos y para nuestro desarrollo con los demás.

La mente debe quedar vacía de prejuicios, vacía de todo lo inútil, todo lo accesorio, todo lo material. Debemos vaciarnos del Ego. Porque una vez que la mente se vacía, queda espacio en ella para ser llenado con lo no-ilusorio, con lo real, con los bienes espirituales que nos conectan con el Uno, con la Totalidad.

Vacuidad es deshacernos de lo vano y de lo fútil. Vacuidad es estar, es ser sin ego, sin conocimientos vanos, sin prejuicios, sin malas vibraciones en el Yo; sin todo lo que nos estorbe.

La mente es la que debe vaciarse. No podemos vaciar nuestro cuerpo físico ni nuestro espíritu. El cuerpo físico no puede vaciarse. El cuerpo físico es materia; es además, el vehículo, la herramienta. Vaciar el cuerpo implicaría quedarnos sin órganos, sin huesos, sin músculos.

Tampoco podemos vaciar el espíritu. En el espíritu mora Dios. A Dios no podemos sacarlo de nosotros, nadie puede. A Dios podemos ignorarlo, hacerlo a un lado en nuestras vidas, restarle importancia, pero no expulsarlo. No podemos vaciarnos de Dios, por lo que no podemos vaciar el espíritu. Lo único que queda es llenar al espíritu de Dios, del Uno, del Todo.

Podemos cometer el inexperto error de vaciarnos de todo aquello que nos es útil y verdadero, todo lo que es real y beneficioso para nosotros; y al contrario, llenarnos de lo ilusorio, lo inútil, lo falso, lo egoísta. Mas el Caminante deberá evitar ésta trampa y saber hacer uso de la facultad del Discernimiento y distinguir dichas facetas.

Le restamos importancia a los espacios vacíos porque nos parecen inútiles. Creemos que los espacios vacíos son inservibles, pero en realidad es al contrario: el espacio vacío es la parte más importante, porque es susceptible de ocuparse.

Una casa la definimos como paredes, techo y piso, con puertas y ventanas. El espacio vacío que se encuentra entre las paredes es importante, porque es el espacio que ocupamos para habitar. Nadie vive en medio de una pared. El espacio vacío es lo verdaderamente importante.

El espacio vacío de un vaso es importante, porque es el lugar que ocupa un líquido. Las paredes y el fondo del vaso sólo albergan un vacío, un espacio que espera ser ocupado. No bebemos el vaso, bebemos el líquido cualquiera que este sea que alberga el vaso. Así es la mente.

Nos debe de preocupar que el vaso no tenga fisuras, no tenga cuarteaduras ni esté roto, porque entonces sí sería inservible: el líquido se filtraría por doquier. Nos debe de preocupar que las paredes de nuestra casa estén en buen estado, porque si no, la casa se nos caería encima con la menor vibración. De la misma manera, hemos de preocuparnos por preservar nuestro cuerpo físico, porque es el recipiente que alberga a nuestra mente. Y la mente se manifiesta por medio del cuerpo: es su vehículo, su herramienta.

Quedar en vacuidad es la oportunidad que tenemos para volvernos a llenar. Deshacernos de lo viejo e ingresar lo nuevo es también parte de la Masonería. Por ello, en la Orden Masónica existe un sistema de grados.

No podríamos ser eternamente Aprendices. Es necesario trascender en el Camino. Podemos ser Aprendices un tiempo; podemos ser Compañeros otro tiempo y Maestros en otro tiempo. No podemos ostentar un mismo grado para siempre, porque lo que alguna vez fue novedad, quizás hoy resulte anacrónico. Hay que vaciarnos, reducir el espacio para lo nuevo; abrir la mente al cambio, a la transformación, a la rebeldía.

Los grados masónicos, como las experiencias en nuestras diferentes edades, no se van guardando en la mente; se van guardando en el espíritu, que es quien trasciende al Uno. Las enseñanzas de los grados masónicos quedan en nuestro espíritu, en el Ser. El Ser no puede vaciarse, pero la mente sí puede vaciarse.

Cuando adquirimos ropa nueva, a veces la solución para guardarla es comprar un ropero nuevo. Lo más conveniente es deshacernos de la ropa vieja para poder llenarlo de nuevo. Lo viejo debe dar paso a lo nuevo. Debemos deshacernos de todo lo viejo, todo lo inútil, todo lo inservible para poder utilizar lo nuevo, lo útil, lo que sirve. Quien colecciona antigüedades, también colecciona sufrimientos, también colecciona energías muertas, tristezas y amarguras. Podemos comprar un ropero nuevo, pero no podemos comprar una mente nueva.

La Vacuidad es cíclica. No podemos estar vacíos de la mente todo el tiempo. Pero es conveniente vaciar la mente cuando ésta se nos llena de basura.

La Vacuidad es momentánea. Debe de ser un instante intermedio entre el despojo de lo vano, de lo ilusorio, de lo fútil, de lo inútil e inservible y el instante en que nos colmamos de lo real, lo útil, lo verdadero, lo que nos lleva a nuestro desarrollo.

Ese momento, el momento de la Vacuidad, es un instante de paz, de tranquilidad, de quietud. Es un momento con nosotros mismos y con el Uno.

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA INUTILIDAD DE LA MASONERÍA

La vida, a veces, nos parece escasa de sentido. Estamos demasiado acostumbrados al trabajo, al estudio, a la vida en familia. Poco tiempo lo dedicamos a nosotros mismos, hasta que se nos abre el Camino de la Masonería y es entonces cuando tomamos la determinación de asumirlo o de negarlo. Quienes estamos en una logia masónica es porque aceptamos seguir ese Camino, el Camino de la Masonería, pese a su inutilidad.


La vida nos parece escasa de sentido porque el sentido nace del equilibrio entre lo útil y lo inútil. Cuando no estamos creando, nos sentimos inútiles. Cuando no estamos adquiriendo conocimientos, nos sentimos inútiles. Si creamos, nos sentimos útiles. Si aprendemos, nos sentimos útiles. En la Masonería no creamos, a veces sólo estamos estáticos, a la expectativa. La Masonería es nuestro opuesto vital. Es opuesto porque rompe, quiebra la normalidad, nuestra cotidianeidad. Olvidamos con frecuencia que lo opuesto es necesario, porque es atractivo. La Masonería, por muchas razones, es atractiva. Siempre lo ha sido. Y cuando negamos lo opuesto, surgen complicaciones.

Negamos lo inútil porque nos parece superfluo. Nos da más satisfacción el trabajar, nos da más deleite el crear, porque enaltece a nuestro ego. Entonces negamos lo que nos parece inútil. Y si negamos lo inútil, no habría utilidad en el mundo. Si negamos lo inútil, a la vez estaremos negando lo lúdico, lo divertido, lo que en verdad nos satisface. Pero estamos programados de antemano por una sociedad que asume y nos obliga a asumir que lo fácil es lo incorrecto y que todo lo que es difícil es la vía correcta.

No queremos creer que cuando hacemos algo inútil es cuando en verdad somos nosotros mismos, cuando aflora nuestro verdadero YO. Empleamos nuestro tiempo en cosas inútiles y es en ese preciso y precioso instante cuando en realidad somos. Los necios sólo saben darle a su tiempo un único uso: transformarlo en más y más dinero. Platicad con un necio: todo de lo que sabe hablar es de dinero, de cómo ganarlo, como ahorrarlo, como gastarlo. Y nos abrumará con consejos que apelan a que sigamos sus mismos pasos para hacer de nuestra vida un “éxito”, para hacerla útil.

Cuando el mundo se hace demasiado utilitario, creamos muchas cosas, poseemos muchas cosas, nos obsesionamos con ellas. Pero a la vez, perdemos lo interno, porque lo interno sólo puede florecer cuando no existen tensiones externas, cuando no se va a ninguna parte. Cuando nos distraemos, cuando dejamos de lado la careta del empleado, del jefe, del padre, del hijo, del profesionista; cuando dejamos de lado todo eso, somos en realidad nosotros mismos.

Hemos eliminado todas las actividades recreativas pensando que toda nuestra energía se debe volcar en el trabajo porque nos lo han enseñado. Nos han programado y re-programado para ello. “Haz algo útil” nos dicen. Y hacer algo útil es trabajar, escalar posiciones, realizar un curso, atesorar riquezas materiales, todo aquello que nos reporta beneficios materiales, pero que nos hace olvidarnos a nosotros mismos. Le dedicamos tanto tiempo a hacer lo útil, que nos olvidamos de lo inútil, de aquello que nos pone en contacto con nuestro YO.

La Inutilidad significa disfrutar de algo sin extraerle un beneficio de ello, sólo aprovechar el momento que se nos abre, ser como en realidad somos. Ese es el primer paso que hemos de dar. Somos Buscadores. Venimos a la logia a buscarnos a nosotros mismos sin hacer nada útil, sino algo verdaderamente inútil a ojos de Los Otros. Porque no comprenden. Se niegan a entenderlo. Los Otros creen que al hombre le basta trabajar, dormir, comer, cumplir como esposo, padre o hijo, y a veces divertirse sólo en el papel de espectador, nunca como ejecutor (ver televisión, ir al cine, asistir a algún evento cultural o deportivo). Nunca nos divertimos por nosotros mismos, dejamos siempre que alguien más nos divierta y creemos que así somos felices, que al reírnos de las gracias de otro estaremos satisfechos. La sociedad nos impone, incluso, las normas y los elementos para divertirnos y nos han condicionado para ejecutarlas. Lo peor es que creemos que ESO es fraternidad.

La Masonería es inútil porque no obtenemos dinero por hacerla, no sacamos ningún provecho utilitario. Sólo SOMOS en ella.

La Masonería es inútil porque en ella o a través de ella no creamos nada útil, física o materialmente hablando.

La Masonería es inútil porque la disfrutamos sin máscaras “aceptadas” por los demás.

La Masonería es inútil porque no nos otorga diploma alguno por nuestros conocimientos y que podamos anexar a nuestras hojas de vida o a las solicitudes de trabajo.

La Masonería es inútil porque no nos da un trabajo que nos reditúe en ganancias económicas.

La Masonería es inútil porque no nos obliga a nada. Ni al éxito ni al fracaso. No hay recompensas que nos exalten ni castigos que nos lastimen.

La Masonería es inútil. Y por eso mismo, es verdaderamente hermosa y sublime.

lunes, 1 de noviembre de 2010

UN NUEVO PACTO ENTRE MASONES // A NEW DEAL BETWEEN FREEMASONS

I.- Al masón se le abren siempre dos caminos. Por su misma naturaleza está obligado a elegir el más áspero: aquel que representa el Cáliz de la Amargura. No obstante, como ser humano que es, debe procurar hasta lo imposible para buscar la felicidad.

Freemason is always open two roads.By its very nature is forced to choose the harshest: the one who represents the Chalice of Bitterness. However, as a human being is, it must try every possible way to pursue happiness.


II.- En la Masonería, los grados son utilizados para satisfacer la soberbia de los masones, los puestos para satisfacer su ego, los rituales para satisfacer su Espíritu y la Orden para satisfacer a Dios y a la humanidad.

In Freemasonry, the degrees are used to satisfy the pride of the Masons, the jobs to satisfy his ego, rituals to satisfy its Spirit and the Order itself to please God and mankind.


III.- Por más que el masón se empeñe en desmentirlo, el principal enemigo de la Orden Francmasónica no es ninguna Iglesia. Es la soberbia propia de sus miembros.

As much as the mason to strive to deny it, the Church isn't the main enemy of the Freemasonic Order. It is pride itself of its members.


IV.- En la Francmasonería nadie falta ni nadie sobra. Permanece quien debe estar y nunca ha de correr prisas por escalar posiciones.Todo cae por su propio peso.

In Freemasonry nobody fault and nobody spare. Remains who should be running and never rush to climb positions. Everything falls under its own weight.


V.- La Masonería es una institución extraordinaria; es una lástima que haya caído en manos de masones que actúan como profanos con mandil y lo peor es que ningún masón hace nada por evitarlo.

Freemasonry is an extraordinary institution, it is a shame that has fallen into the hands of Freemasons who act as profanes with an apron and the worst thing is that no freemason does anything about it.


VI.- El grado masónico, cualquiera que éste sea, se obtiene una sola vez y es, debe ser, motivo de regocijo para todos. Ser masón es algo que se adquiere para toda la vida.

The Masonic degree, whatever it is, you get a one-time and should be cause for celebration for everyone. Be a freemason is something to be acquired for a lifetime.


VII.- Todo Maestro Masón está obligado a enseñar.
Todo Aprendiz está obligado a aprender,
Así es de manera simple como debe funcionar cualquier logia.

Every Master Mason is obliged to teach.
Every apprentice is required to learn
It's simple and should work any lodge.


VIII.- Todo masón debería comprender que ningún manual masónico posee la Verdad Suprema de la Masonería. Ningún autor posee el secreto de la Orden. Cada sentencia, cada frase, cada libro, trabajo, buril o trazado de arquitectura no posee sino una ínfima parte de la esencia de la Orden: son átomos de su universo.

Every Freemason should understand that any Masonic manual has the Supreme Truth of Freemasonry. No author has the secret of the Order. Every sentence, every phrase, every book, work, engraving or drawing of architecture does not have but a fraction of the essence of the Order are atoms of the universe.


IX.- El masón está obligado a utilizar su intuición para obtener su secreto. Los libros son sólo un mapa, no el tesoro escondido. Parágrafo: el masón debe leer poco, pero profundamente.

Freemason is obliged to use their intuition to get your secret. The books are just a map, not the hidden treasure. Paragraph: Freemason should read little, but deeply.


X.- El masón tiene derecho a equivocarse y a ser lo suficientemente humilde para aceptar sus errores y lo suficientemente sabio para reconocer los errores de sus hermanos.

Freemason is entitled to make mistakes and be humble enough to accept their mistakes and wise enough to recognize the mistakes of their brethren.


XI.- El masón que no puede ser juez de sí mismo, carece de calidad moral para señalar los yerros de sus Hermanos o de los profanos.

Freemason can not be judge of himself, devoid of moral quality to indicate the errors of his brothers or profane.


XII.- La Iniciación es la ceremonia más sublime y extraordinaria que pueda vivir un ser humano. Ésta armoniza al masón con el resto de sus Hermanos en el universo y forja lazos indisolubles y eternos.

The initiation ceremony is the most sublime and extraordinary human being can live. This harmonizes to Freemason with the rest of their brothers in the universe and creates indissoluble and eternal links.


XIII.- Pocos son los masones que llegan a comprender la esencia de la Iniciación. Quienes han participado en muchas ceremonias de iniciación, creen que todas son iguales, logrando convencer de esto a los Aprendices. La realidad es que cada Iniciación es tan diferente como lo es la mente de cada individuo.

A very few Freemasons come to understand the essence of initiation deeply. Those who have participated in many initiation ceremonies, believe that all are equal, making it convincing to Apprentices. The reality is that each initiation is as different as it is the mind of every individual.